Sinopsis
El Banquete o Symposio ( Συμπόσιον), escrito entre el 384 y el 379 a. C., nos narra el que dio el trágico Agatón para celebrar el triunfo de una obra suya. Los invitados son ciudadanos reales de la Atenas de entonces, algunos muy conocidos, como Sócrates o Aristófanes. Uno de ellos sugiere que hagan un encomio a Eros, el dios del amor, y todos van dando sus opiniones
sobre el dios. El último es Sócrates, que repite lo que su maestra y amiga Diotima le enseñó, y parece que ha puesto el punto final con un discurso insuperable estética y argumentalmente, cuando, de repente, aparece Alcibíades, borracho, y le da la vuelta a todo, porque, lejos de las teorías expuestas por sus amigos, nos habla del amor desde su realidad vital, narrando sus frustrados intentos de seducir a Sócrates, en una intervención llena de humor y de melancolía, que aún arde de pasión y admiración por el filósofo…
La traducción se distingue por varios motivos: su originalidad, ya que no parte más que del texto platónico y una página en blanco, sin influencias de versiones anteriores, de las que difiere en algunos aspectos, debidamente justificados; por estar escrita en español de hoy en día, valiéndose de la enorme riqueza léxica y morfosintáctica de nuestra lengua, y por ser bilingüe, lo que permite al lector entendido comparar el texto original con el español -siempre con un diccionario de griego a mano, como aconseja el traductor-. Aunque su objetivo inicial era puramente filosófico, a Juan María Molina -también narrador- le preocupa tanto la fidelidad a las palabras de Platón como su traslación. La lectura de «su» Banquete en español es un placer que nos engancha con la fuerza de la buena literatura, y consigue contagiar al lector su propio entusiasmo por el diálogo.
Va precedida de dos breves comentarios del traductor. En Acerca de ciertos «rumores» sobre Platón, analiza algunos intentos modernos de «desmitificación» personal del filósofo. A propósito del hipo de Aristófanes, arranca de una escena del Banquete entre el médico Erixímaco y el cómico Aristófanes. Vistos desde nuestra época, se puede deducir que el primero es un representante de lo apolíneo, y el segundo, de lo dionisíaco. El autor se pregunta si Apolo y Dioniso se considerarían tan opuestos en tiempos de Platón y compara, a través de un precioso recorrido por la literatura griega, la historia de los dos dioses, su personalidad, sus ritos…
El autor
enfermedad paterna, un trabajo bastante duro con sus estudios, que fue sacando brillantemente con becas. Con la urgencia de un empleo mejor, se licenció en Química, que le atraía por su espíritu investigador…, pero no tanto como la Filosofía o la Literatura, de escasas salidas laborales. Aunque se ha volcado siempre en ellas: no lo puede evitar, va en su naturaleza.